Pablo Romero Montesino-Espartero

Pablo Romero Montesino-Espartero
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Camarote desde donde fueron escritas algunas de estas cartas-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Con este blog pretendo ir recopilando las cartas escritas por mi hermano Pablo Romero M-E, dirigidas a la familia, durante sus primeros años de navegación tras terminar su carrera de Marino Mercante allá por el final de la década de los años cincuenta, principio de los sesenta-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------.

lunes, 24 de agosto de 2015

CARTA DESDE YUGOSLAVIA

Autor:
Pablo Romero Montesino-Espartero



 
Carta nº 64                   
(Intima)
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Koper, Agosto de 1969
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    Hemos pasado del verano austral a la primavera europea, dejando atrás en un mes de navegación, el Pacífico, el Atlántico, el Mediterráneo y finalmente el Adriático, al norte del cual se encuentra el coqueto puerto de Koper en la costa de Capo d´Istria y que visito por segunda vez.
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Llego a este puerto tras la muerte de mi padre. El día del accidente me encontraba en mitad del Atlántico y supe de la noticia por medio de un radiograma frío y poco meditado que decía así:
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“Tus padres sufrieron un grave accidente de automóvil, desembarca enseguida”
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Tuvieron que transcurrir quince días para que el barco llegara al primer puerto español. Fueron días de incertidumbre, tristeza y miedo a saber más, hasta que pudiera comunicarme con la familia por teléfono.
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Mi madre, imaginándose mi grave preocupación, una vez fuera de peligro, hizo llegar a mis manos nada más atracar en Tarragona, una carta tranquilizadora. El mero hecho de ver su letra, produjo en todo mi cuerpo una reacción en la que el llanto y la alegría se mezclaron, abriendo ante mis ojos una luz de esperanza. Fue la carta que a lo largo de mi vida, ha mantenido en mi corazón la huella imborrable del amor de mi madre. Siempre quiso que el primer saludo a mi llegada a puerto fuera su carta, me encontrara en la parte del mundo en que me encontrara.
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Llegué tarde a Cáceres para poder ver con vida a mi padre y egoístamente pienso que fue lo mejor para mí. Los acontecimientos en el San Pedro de Alcántara y la falta de atención de algunas personas en su cuidado, hubieran aumentado mi pena como les ocurriera a mis hermanos.
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Nadie podrá quitarme ya el recuerdo de ver a mi padre ilusionado con su coche y disfrutando de la lectura bajo una encina o recitando poesías a mi madre mientras el sol se ocultaba tras la Sierra de San pedro, y todo ello gracias precisamente a la movilidad que su Renault Dauphine le permitía, y que fue la causa de su accidente.
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El día en que éste ocurrió, -y ajeno de la desgracia-, al igual que todos los demás días del viaje, hice mis cálculos con las estrellas para situar en la carta náutica la posición del barco. Son observaciones que me corresponden como  Primer Oficial, al alba y al ocaso, y que representan una hora de operaciones matemáticas engorrosas. En mi cuaderno de cálculos del viaje desde Panamá a Tarragona no hubo un solo día que me fallaran mis números, tan solo en la fecha del accidente aparecen los cálculos del alba y del ocaso inacabados...
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Pablo 
                                          

lunes, 3 de agosto de 2015

CARTA DESDE EL PACÍFICO (2º parte)

Autor:
Pablo Romero Montesino-Espartero



              "De guardia en el "M.Urbasa" con poca visibilidad"                  
 
 
Carta nº 63
(Continuación de la carta nº 62)
 

Pacífico Sur, 31 de Enero de 1969
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Dejamos atrás Arica, nuestro primer puerto chileno y nos dirigimos a Antofagasta.
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El paisaje, si antes era desolador ahora es además deprimente. La lava, la arena y las rocas cubiertas por el “inmaculado”manto de güano le dan un aspecto aterrador. Desde Guayaquil perdimos todo contacto con la vegetación. Las ciudades como Arica, Mollendo o Matarani, son oasis rodeados por desiertos arenosos, montañas peladas de diversos colores, desde el amarillo, al ocre, del marrón al negro, pasando por el color del óxido de cobre y el ceniza. De vez en cuando los faros de algún coche te sacan de la ensoñación y te recuerdan que no estás viendo un paisaje lunar.
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Algunos islotes cerca de la costa están materialmente cubiertos por aves marinas, que son con sus excrementos una de las riquezas del país. Toda la superficie que emerge del agua tiene el color grisáceo de las plumas. Al pasar cerca de ellas hacemos sonar la bocina del barco para poder contemplar el espectáculo de millones de aves marinas alzando el vuelo de todos los islotes e islas cercanas notando con asombro como las islas que antes eran grises se tornan blancas. Por un cierto tiempo se nubla el sol y la algarabía es tal que es mejor ponerse bajo techo y cerrar la puerta del puente para evitar un “bombardeo”.
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Abundan los lobos marinos, que displicentes toman el sol en las playas y en las rocas, mientras las elegantísimas fragatas se dedican a pescar, elevándose hasta unos cincuenta metros, cerrando sus alas y lanzándose en picado a cientos en busca de la anchoa. Los recolectores de güano, se lamentan de la pesca indiscriminada de la anchoa, pues al reducirse su población está disminuyendo la de aves marinas y por ende ese apreciado fertilizante agrícola, del que hasta hace poco tiempo, se cargaban barcos completos para Europa y Estados Unidos.
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De Antofagasta daremos rumbo a Talcahuano cerca ya de Magallanes y dado que llevamos carga para Punta Arenas-la ciudad más al sur del continente- en la entrada atlántica del Estrecho, esperamos con ansiedad la confirmación desde Lima, para proseguir y pasar al Atlántico doblando el Cabo de Hornos, sueño dorado de cualquier marino.
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He sacado las cartas de navegación del Estrecho y buscado los fondeaderos para esperar y poder asegurar el paso de día, pues de noche no hay nadie que se atreva debido a las grandes dificultades de reconocimiento de sus costas.
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Todo se ha venido al traste. Nos han ordenado descargar en Valparaíso-vuelta atrás- por considerar peligroso el paso en esta época del año- verano austral- debido a los hielos flotantes que navegan a la deriva por todos los canales.
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El derrotero que da información sobre los canales magallánicos tiene cerca de quinientas páginas y a pesar de ello, muchos canales e islas son actualmente desconocidos e inexplorados. La mayoría de la información proviene de barcos que estuvieron por aquellos parajes en el siglo pasado. Describe las mejores rutas a seguir en caso de naufragio a través de la maraña de canales. El problema no es desembarcar en tierra firme sino hacerlo en un lugar donde se pueda encontrar un ser humano. Describe también el carácter de los indígenas y dice : “ Durante el último lustro, no se ha dado ningún caso de canibalismo, pero se sabe que los indios de aquellas islas tienen mal carácter. Es aconsejable en caso de verse obligados a desembarcar, llevar armas de fuego y no ir en grupos inferiores a diez personas. En caso de contacto con las tribus permanecer lo más alejados posible de sus mujeres. Los Onas de color cobrizo muestran una marcada repugnancia hacia los blancos. Los Alacalufes, refractarios a la civilización, son agresivos y traicioneros, no comen carne cruda, ni son caníbales y basta un arma de fuego o algo que se le parezca para que se desvanezca todo peligro. En cabo Pakunham pueden encontrarse tribus de Yaaganes en los meses de verano. Los náufragos que se vean obligados a desembarcar en estas islas, no deberán rechazar ofrecimientos de ayuda por parte de aquellos indios, son inofensivos y conocedores de los canales patagónicos. Permanecer siempre alejados de sus mujeres.”
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Y también: “ No completados los estudios sobre la costa entre Magallanes y Cabo Peñas, los marinos están avisados de que esta carta de navegación solo deberá emplearse en navegación diurna, buscando un buen fondeadero para continuar pasada la noche...”
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Todo esto que te remonta al siglo pasado, es de máxima actualidad y ese halo de misterio del que estos canales están rodeados, te atrae y hace que sueñes que vas a bordo de un Clipper de tres palos con las velas desplegadas, en demanda del Océano Atlántico por la ruta más corta.
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No será esta vez.
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Pacífico Sur, 9 de Febrero de 1969
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Dejamos Talcahuano el día 5 después de dos días de permanencia y de pasar frío intenso a pesar de encontrarnos en el verano austral. Se ven focas por todas partes y en el atardecer se organiza un griterío inquietante proveniente de las rocas y que no sabes a qué o a quién adjudicar. Cuando miras con los prismáticos te quedas con la boca abierta al contemplar miles de lobos marinos y focas comunes lanzando al viento sus llamadas mientras se desplazan perezosamente o luchan entre ellas.
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El paisaje ha cambiado drásticamente y abundan bosques interminables de pinos y verdes campiñas en una atmósfera transparente de cielos azules y al fondo la cordillera de los Andes eternamente nevada y dominándolo todo, la impresionante mole del Aconcagua, que a pesar de la distancia a que nos encontramos de él, parece que pudieras alcanzarlo con la mano.
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Estuve en Viña del Mar, que es algo así como el San Remo de Sudamérica, y en compañía del Segundo Oficial y ambos de uniforme, nos fuimos a bailar a una sala de fiestas en el paseo marítimo. Voy a pecar de inmodestia. Al salir de una cafetería de lo más “chic” de Viña del Mar, se me acercó el camarero para decirme que una chica le había pedido que por favor me dijera que deseaba conocerme. Fui incapaz de darle una respuesta afirmativa, no sé si por timidez o por qué, simplemente la saludé con la mano y le dije al camarero que mi barco salía en pocas horas y tenía que regresar a bordo, cosa que por otro lado era cierta. Con anterioridad estuvimos bailando con unas argentinas en una terraza desde la que podía contemplarse todo el Pacífico. Las prisas y el amor no casan bien, así es que me he contentado pensando que mi inca me espera en Lima con su Hillman.
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Pablo