Pablo Romero Montesino-Espartero

Pablo Romero Montesino-Espartero
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Camarote desde donde fueron escritas algunas de estas cartas-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Con este blog pretendo ir recopilando las cartas escritas por mi hermano Pablo Romero M-E, dirigidas a la familia, durante sus primeros años de navegación tras terminar su carrera de Marino Mercante allá por el final de la década de los años cincuenta, principio de los sesenta-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------.

jueves, 7 de julio de 2016

YO ME CONFIESO

Autor:
Pablo Romero Montesino.Espartero

                    

  Mi otro puente




Carta nº 75
De una carta a la familia
Canal de la Mancha, 18 Septiembre de 1970
 
       Ha sido mucho tiempo en tierra, aunque en mi reloj biológico tan sólo transcurrieran  escasas horas. Los primeros días fueron horribles y mientras deshacía las maletas a bordo, sentía una gran opresión en mi corazón y una profunda tristeza, pensando en cuanto había dejado atrás.
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    Desde que me despedí de la familia Turégano hasta el momento en que dejé mi “coupé”, cada adiós ha sido una prueba.
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    A todos nos cuesta trabajo enfrentarnos a las obligaciones, sobre todo después de un largo periodo de “dolce vita”, pero creo que esta vez ha sido para mí la más dura a la que me he enfrentado en mi vida.       Poco a poco voy recuperándome del mal trago que ha supuesto para mí despedirme de Rosa.
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    Mamá, o yo no he estado enamorado  nunca o esta vez lo estoy en demasía. Creo que la respuesta vendrá en cuanto haga unas escalas, pues hasta ahora no he respetado regla alguna de juego, olvidándome lo que dejaba atrás si lo que tenía delante me apetecía. Ahora me siento muy seguro de mí mismo y sin otro deseo que el  de ahorrar lo suficiente para volver de nuevo a ella y casarme. Todo esto quizás me lo hayáis oído decir más de una vez, pero lo hacía sin  convencimiento e influenciado por la euforia que a cualquier marino le produce el estar en tierra. He llegado incluso a sentir cierto remordimiento al no poder ofrecer a Rosa una vida más tranquila de la que le espera conmigo, algo así como si al casarme con ella fuera a cometer un delito grave. Me siento inmerecedor de su juventud, su belleza, su bondad, su educación y de los valores que día a día voy descubriendo en su persona, ¿pero cómo renunciar?, si Dios la manda quiere decir que algo bueno habrá encontrado en mí para concedérmela.
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    Los detalles más insignificantes como por ejemplo el ver mis zapatos limpios y metidos en una bolsa, las camisas bien planchadas, los pantalones y las chaquetas perfectamente colocadas en las maletas...me doy también cuenta ahora, de que debería haber pasado más tiempo contigo mamá, pero cuando se tiene todo, no damos importancia a cosas que al faltarnos las echamos terriblemente de menos. Con el vivo deseo de ser mejor y como pecador arrepentido, he llegado incluso a pensar en confesarme para ponerme a buenas con Dios y en agradecimiento a la oportunidad que me brinda al entregarme una mujer excepcional, a la que con el paso del tiempo, espero hacerme merecedor. Lo malo es que con los viajes que hago últimamente a Alemania, Túnez o Marruecos no me va a ser fácil encontrar un cura que me entienda y si espero a mi vuelta a España, a lo peor cuando llegue, han quitado el sacramento.
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    El tiempo es bueno con las clásicas nieblas del Canal de la Mancha. Os recuerdo a cada instante.
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Pablo