Pablo Romero Montesino-Espartero

Pablo Romero Montesino-Espartero
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Camarote desde donde fueron escritas algunas de estas cartas-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Con este blog pretendo ir recopilando las cartas escritas por mi hermano Pablo Romero M-E, dirigidas a la familia, durante sus primeros años de navegación tras terminar su carrera de Marino Mercante allá por el final de la década de los años cincuenta, principio de los sesenta-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------.

viernes, 14 de octubre de 2016

CARTA DESDE EL CONGO

Autor:
Pablo Romero Montesino-Espartero


En el Gran Bassá de Costa de Marfil"


Carta nº 79                 
De una carta a la familia
Matadi, 21 Julio 1972

                                                 
   
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    Doy comienzo a esta carta navegando a lo largo de la Costa de Marfil. Mañana por la mañana entraremos en Abidjan para dejar en ese puerto dos mil toneladas de camiones, maquinaria y tractores agrícolas, con los que hemos tenido muchos problemas durante el viaje debido al mal tiempo. Es una carga que puede causar graves daños al barco si se aflojan las trincas ya que un camión suelto chocando contra las cuadernas y las planchas del casco pueden producir una vía de agua y llevarnos al fondo del mar en un abrir y cerrar de ojos. El oleaje de través imprime al barco unos bandazos tales, que cuando debemos bajar a la bodega para frenar una pieza de 25 toneladas, se produce algo así como una corrida de toros, en la que marineros y oficiales, nos jugamos el tipo tratando de parar a la "fiera".  
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De Abidjan iremos a Lagos (Nigeria) y de allí a Pointe Noir y Matadi (Congo) donde terminará el viaje de ida. El regreso será tocando puertos de Camerún, Ghana, Marruecos, Francia e Italia.
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    Nuestro bello “Geneve” en estos momentos parece un barco de esclavos de principios de siglo XIX. En Nigeria tomamos pasajeros para Matadi. Los blancos van en cómodos camarotes con aire acondicionado y los 50 negros, los llevamos en cubierta. Duermen a la intemperie, comen de lo que llevan encima y viajan con gran cantidad de bultos, en los que esconden la coca con la que producen estupefacientes motivo generalmente de su viaje. Algunas mujeres van acompañadas de crios que transportan sobre sus espaldas metidos en un atillo de tela multicolor. Al atardecer rezan mirando la puesta de sol y entonan cánticos que me recuerdan a las “Minas del rey Salomón”. Por la mañana, el espectáculo desde el puente es indescriptible. Cogen agua dulce de los grifos de cubierta y se lavan completamente desnudos, hombres, mujeres y niños sin el menor pudor. Bien es cierto que lo negro todo lo oculta, o casi todo. A popa tenemos instalada una cabina de madera que sobresale del casco del barco y en la que hacen sus necesidades desde una altura de doce metros desde el nivel del mar. Otras más elegantes o por miedo a las alturas y a la mar  que aparece bajo sus pies, llevan su orinal para el “popó” que sin el menor reparo lo hacen sin ocultarse de nada ni de nadie. Bueno son cosas que viéndolas así parecen de lo más normal, pero si uno lo piensa...en fin, así es Africa y sus miserias. Las pasajeras francesas se lo pasan en grande contemplando el folclore desde las ventanas de sus camarotes.
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    Continuo esta carta navegando por le río Congo camino de Matadi donde cargaremos 3.000 toneladas de cobre en lingotes. Matadi se encuentra a casi 300 kms. de la desembocadura del Congo. Es un río asombroso en el que debemos navegar a toda máquina, para poder luchar contra su fortísima corriente. Su cauce es muy cambiante dependiendo de sus tremendas crecidas, lo cual representa un riesgo añadido a su difícil navegación ya que el menor error puede dejar al barco parado en seco sobre un bajo de fangos. Llevamos un “práctico” que embarcamos en la desembocadura y que no es otra cosa que un aborigen semidesnudo buen conocedor del río. Lo elegimos siguiendo indicaciones de un capitán francés que conocimos en Camerún. Se presentan en piraguas y cada “práctico” lleva una bandera que no es otra cosa que su identidad personal. Luchan contra la corriente, el oleaje y a veces entre ellos mismos, para acercarse a nuestro barco con el fin de ser contratado. La competencia es tremenda y solamente termina, cuando el elegido sube por la escala de gato con su bandera arrollada al cuello en señal de victoria, y saluda desde el puente de mando a los perdedores. Este río, debido a sus crecidas, está cambiando continuamente su cauce, por lo que el tener a bordo a uno de estos conocedores de sus intrincados caminos y alteraciones, nos ayuda a relajarnos de los peligros que encierra su navegación. Navegamos por una mar color chocolate en la que el camino seguro para nuestro barco y su calado, permanece oculto a nuestros ojos, debiendo confiar ciegamente en las indicaciones de cambio de rumbo, que el aborigen da al piloto de guardia.
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    Hemos terminado la carga de lingotes de cobre. Pesan 50 kilogramos cada uno. Es una carga sumamente golosa y problemática, pues si faltan lingotes en la descarga en Europa, tenemos graves problemas con la Aduana, pero no son menores si nos sobran. En este caso antes de finalizar la descarga, separamos los que sobran, los escondemos y al salir a la mar los lanzamos por la borda. Cada uno de ellos tiene un valor en Europa de unos 200 dólares.
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    El calor húmedo mezclado con los olores del Africa más profunda hace que uno sienta deseos de salir corriendo...pienso como estarán en estos momentos las playas españolas... y yo aquí en mitad del río Congo, rodeado de selva tropical, mosquitos y negritud.
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Pablo