Pablo Romero Montesino-Espartero
Carta nº 43
De una carta a la familia
Llegamos sin novedad a este puerto de Ganha
en donde llevamos cuatro días cargando cacao para Ámsterdam.
.
Estoy cansado y aburrido de Africa. Este
calor agobiante acaba por deprimir a cualquiera. Pierdes noción del tiempo y de
las estaciones...menos mal que Dios aprieta pero no ahoga (aunque...¡coño¡,
tampoco afloja).
.
Ayer estuve bailando en una “sala de
fiestas” de la localidad. El baile consiste en coger de la mano a tu pareja y
en círculo ir caminando con ella a tu lado dando dos pasitos con el pie derecho
y uno con el izquierdo. Resulta cómico ver a un blanco con una negra haciendo
lo que yo he bautizado como el “pasemisin”. La mayoría tienen unos cuerpos
esculturales, pero casi todas llevan peluca y cuando se la quitan o se les
desplaza, se te caen los palos del sombrajo.
.
Hemos coincidido en este puerto con el San Salvador -mi anterior barco antes de
ascender a Primer Oficial -y que viene de Novorosisk (Rusia) en el Mar Negro.
Me han venido a visitar todos los marineros demostrándome un afecto que nunca
supuse pudieran tener por mí. Me han regalado varios libros traducidos al castellano y una botella de
vodka ruso. A bordo ha sorprendido
también la visita de la tripulación del San Salvador
casi al completo. Francamente me emocionó verlos a todos subir por la escala
real, saludándome ya de lejos cuando aún no habíamos dado cabos a tierra. El
contramaestre me dijo que aunque hubieran estado a cinco kms. de distancia un
barco del otro, habría venido a saludarme.
.
Me han contado cosas interesantes del viaje
y de la vida en la Unión Soviética.
.
El Segundo Oficial que me relevó, también
vino a verme y me relató su historia triste con una estudiante rusa que
trabajaba como bibliotecaria por las tardes en un club estatal para marinos.
.
Este chico dejó la carrera de Ingeniero en
tercer año para hacerse marino y ella estudia filosofía y letras.
.
En ese club van chicas que entretienen a
los marinos, bailan, charlan y hacen propaganda del sistema soviético. Todas
están vigiladísimas por una comisaria política. Las preparan para vender el
ideario comunista a las tripulaciones extranjeras. Muchas de ellas son
contrarias al sistema y no creen en absoluto las cosas que los marinos
extranjeros cuentan del mundo occidental.
.
Descrita por él como un ángel de cabellos
rubios, excelente cultura, además de
guapísima, estaba siempre sola sentada en un butacón leyendo. Un buen día se acercó a ella con
objeto de pedirle un libro, excusa que le sirvió para entablar conversación en
inglés. Hablaron de todo, aunque en manera muy reservada respecto a las cuestiones
soviéticas. No creía en nuestra libertad, ni en la facilidad de adquisición en
Europa de productos como vestidos, cosméticos, aparatos domésticos, automóviles
etc. y menos aún, que él estuviera soltero a los veintisiete años.
.
La invitó varias veces a acompañarla
después de su trabajo a lo que siempre se negó rotundamente, no porque no lo
deseara, sino porque era peligrosísimo para ella. Cada vez que intentaba una
caricia o cogerle las manos, le pedía casi llorando que no la hiciera sufrir.
El último día le dijo que solamente le pedía un beso de despedida.
..
“Se me iban las manos sin
querer en dirección a las suyas; era una atracción irresistible, que sólo me
frenaba el miedo a que la pudieran
castigar”, dijo.
.
Por último le habló de matrimonio y que
estaba dispuesto a llevarla a España, de la que tanto le había contado en el
transcurso de las dos semanas que estuvieron viéndose. No creía en su
sinceridad y menos aún en la posibilidad de conseguir un pasaporte para salir
de la Unión Soviética.
.
La última noche le sorprendió con sus
palabras:
.
“Arturo, esta noche me
acompañarás hasta mi casa y pase lo que pase nos besaremos una y mil veces”.
.
Siguiendo sus instrucciones la esperó lejos
de la puerta del club. La cogió de la mano y echaron a correr hasta la parada del autobús.
.
“Llegamos sin respiración”, me contó.
.
Cuando subimos al autobús, nos encontramos a
la comisaria que nos estaba esperando en él.
.
En un perfecto español me dijo:
.
“Haga el favor de regresar a su barco”. Ni
una palabra más, ni una palabra menos. Después se dirigió a ella en ruso y la
invitó a subir al autobús.
.
Al día siguiente salieron a la mar. Desde
Turquía la escribió y no ha recibido contestación alguna.
.
Es un buen chaval y está obsesionado con la
vela. Quiere que hagamos juntos la
travesía del Atlántico en un barco que tiene en Galicia.
.
Puerto de Tema (Ganha), 30 de
Enero de 1965
.
Pablo
No hay comentarios:
Publicar un comentario