Pablo Romero Montesino-Espartero
Dispuesto para jurar bandera en Puerta Palmas (Badajoz)
Queridos amigos y
lectores anónimos:
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Desde que publiqué la
primera carta en este medio de comunicación tan popular, han transcurrido varios
años, a lo largo de los cuales he intentado que conocierais al Pablo, que
habiendo nacido en el secarral más yermo, decidió un día, cambiar el horizonte
sempiterno de la Sierrilla
o la Montaña ,
por el de la mar océana, como diría nuestro Nuñez de Balboa.
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En los años ’50 se
viajaba muy poco en España y el avión o el barco, estaba reservado para
marinos, actores de cine o teatro y en viaje tan solo de ida, para emigrantes
gallegos, cántabros, vascos o canarios. Era la nuestra, una profesión muy dura
y mal pagada en aquella época, que nos obligó a los más lanzados a embarcar
bajo banderas de otros países, habiendo sido los míos : Panamá, Suiza, Liberia
y Alemania.
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Desde el año 1957 en
que por primera vez pisé profesionalmente la cubierta de un barco, hasta la
última en 1974, la vida me regaló momentos de grandes emociones, miedos
insuperables, experiencia profesional y mundología gratuita. Fueron esas
experiencias las que me facilitaron el que pudiera optar por un puesto de
trabajo en tierra como inspector de fletes marítimos en Internacional Cargo
Inspection Bureau de Alemania, en competencia con capitanes extranjeros que
deseosos de vivir en España, optaban también por lo mismo que yo. Gracias al
empuje que mi amor por Rosa produjo en mí el vivo deseo de no volver a separarme
de ella jamás y en competencia con un marino sueco, la compañía alemana me eligió como inspector para el puerto de
Barcelona desembarcando por última vez
como profesional de la mar en el puerto de
El Pireo (Grecia).
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Enfrentarte a un
cambio tan radical de vida y de profesión, fue tan duro o más que la mar, pero
como todo esfuerzo tiene su compensación, yo la obtuve cumplidamente con la
familia que formé con ella y de la cual ya solo tuve que despedirme cuando se
iban a la cama.
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Siempre he abogado
por inculcar a la gente joven que me rodeaba, el no tener miedo a salir de
España cuando el trabajo se te niega en tu Patria o cuando deseas ampliar
horizontes profesionales que puedan significar mejoras sustanciales a tu
regreso, debido a la experiencia adquirida fuera de nuestras fronteras. Esta
practica bastante común en nuestros días, nuestra juventud tardó mucho tiempo
en asumirla, siempre por culpa del inglés, tan deficitario en nuestra enseñanza
pretérita. Ahora es un placer ver como jóvenes españoles, viajan y se instalan
en países a los que antes no llegaban ni con la imaginación.
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Ya no habrá más
“cartas desde la mar”, entresacadas de las que a lo largo de mis años como
navegante, escribí a mi familia y que mi madre conservó junto con cientos de postales y a la que
desde aquí, doy las gracias por haberme traído a éste mundo maravilloso.
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Mi trabajo de
selección y publicación, se ha visto ampliamente recompensado con vuestros
comentarios, algunos de ellos inmerecidos, pero que he agradecido de corazón.
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Debo un especial
reconocimiento a quienes de forma constante han dejado su impronta tras cada
una de mis cartas, especialmente a mi querido hermano Juan José. Gracias
sinceras por vuestra amabilidad.
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¡Hasta pronto¡
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Como administrador y ejecutor de todas las publicaciones de este blog, también yo me despido esperando que cuanto en él hayáis leído sea de vuestro agrado. Como si de un piso se tratara, entregaré las llaves a mi querido hermano Pablo para que las conserve y pueda transmitirlas a sus herederos.
ResponderEliminarCon un cordial saludo:
Juan José Romero Montesino-Espartero