Pablo Romero Montesino-Espartero

Pablo Romero Montesino-Espartero
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Camarote desde donde fueron escritas algunas de estas cartas-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Con este blog pretendo ir recopilando las cartas escritas por mi hermano Pablo Romero M-E, dirigidas a la familia, durante sus primeros años de navegación tras terminar su carrera de Marino Mercante allá por el final de la década de los años cincuenta, principio de los sesenta-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------.

jueves, 5 de diciembre de 2013

CARTA DESDE NIGERIA (II)

Autor:
Pablo Romero Montesino-Espartero
 
 
África Occidental año 1964

Carta nº 30


CARTA DESDE NIGERIA (II)
Publicada en el diario "Cáceres"

Físicamente, la nigeriana es de una belleza y esbeltez esculturales, que muchas blancas quisieran para sí. Su coquetería la lleva al tatuaje en relieve y al desrizado del cabello, mediante métodos dolorosísimos, como el de colgarse de cada mechón de su cortísimo pelo, cuerpos pesados. En su afán por parecerse a la blanca, cubren el ros...tro con una finísima capa de polvos de harina que le dan aspecto de “clown”.


En compañía de dos nativos y de mi capitán, hice ayer una pequeña excursión a bordo de uno de nuestros botes salvavidas, por las intrincadas aguas de un afluente del Calabar. Ambas orillas desaparecían por completo bajo la exuberante flora que tejía una espesa cortina infranqueable por algunos sitios. Simios, cacatúas, tucanes, loros y una variadísima gama de gaviotas, componían una orquesta, cuya extraña música, llenaba el ambiente cargado de humedad, bochorno y mosquitos. Cuando les preguntamos a nuestros guías por los cocodrilos, se echaron a reír y señalaron al norte. Sinceramente, después de ver tantas pieles de estos animales en las tiendas de Port Harcourt, creía que los habría por los alrededores, más aún habiendo observado a los camaleones pasearse tranquilamente por las calles de la ciudad.

     Después de dos horas de navegación en contra de la corriente, llegamos a su poblado, compuesto por una veintena de chozas construidas con ramas secas. A poco de pisar tierra firme, nos vimos envueltos por una nube de críos que nos pisaban, tiraban de los pantalones y nos cogían de la mano y siempre pidiendo: “Babá soap”,”babá milk”, “baba cigarettes”...
Hombres, mujeres y niños andaban semidesnudos haciendo gala de sus cuerpos tatuados a todo color.

     Fuimos invitados a la versión indígena del té inglés y a pulpa de coco en la choza del “alcalde” que además nos ofreció su mujer como la cosa más natural del mundo, a lo cual rehusamos educadamente después de ensalzar su belleza. Tenía más de cincuenta años y era negra como el carbón.

     En la vivienda del “galeno” se nos inmunizó contra los malévolos poderes de la malaria, mediante una mágica unción, gracias a la misma y a la quinina que diariamente venimos tomando desde Dakar, esta enfermedad no ha hecho presa en nosotros.

     Cuando solo nos quedaban los pantalones, los zapatos y el salakof, emprendimos el regreso al barco.

     No hay un solo nigeriano que no crea en los poderes de la magia negra. Me contaba el otro día uno de ellos, que no hace mucho, una boa dio cuenta de un niño que jugaba en compañía de otro al cual se le había inyectado al nacer un “suero antiréptilico”, ¿por qué no hizo lo mismo con éste?: la magia. Yo más bien pienso si no se le indigestaría el primero.

     Cualquier mago o hechicero que se tenga por tal, posee un variado surtido de sus sueros y ungüentos maravillosos, capaces de eliminar vicios, fortalecer virtudes, curar y prevenir enfermedades, incluso para los celos tienen su formula.

 El capataz de la carga del barco-negro fornido de una treinta de años decía que él estaba inmunizado contra cualquier envenenamiento. Con el fin de comprobar la
veracidad de sus palabras, sacamos de nuestro botiquín algunas botellas y frascos, tres de ellos conteniendo sustancias venenosas, los colocamos sobre una mesa y fue palpándolos a ciegas uno por uno, exclamando: “¡venom, venom, poisson¡” a la vez que su rostro reflejaba con una mueca de repulsión y horror hacia el contenido del frasco si este era venenoso. Al día siguiente, a cambio de un bote de leche condensada me dio una hoja de una extraña planta, que según él debo llevar entre el pie y calcetín derechos, durante un periodo no inferior a una semana si deseo eliminar el vicio del cigarrillo. Llevo diez días con ella puesta y aunque los resultados no son aún positivos, no he perdido la esperanza.
Pablo

 (continuará)


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