Pablo Romero Montesino-Espartero

Pablo Romero Montesino-Espartero
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Camarote desde donde fueron escritas algunas de estas cartas-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Con este blog pretendo ir recopilando las cartas escritas por mi hermano Pablo Romero M-E, dirigidas a la familia, durante sus primeros años de navegación tras terminar su carrera de Marino Mercante allá por el final de la década de los años cincuenta, principio de los sesenta-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------.

lunes, 9 de marzo de 2015

LOS ALPES

Autor:
Pablo Romero Montesino-Espartero




Carta nº 54
De una carta a la familia
                           

 

    El sábado a mediodía dejé Trieste en compañía del Radio que es italiano y conoce bien todo el Veneto. Alquilamos un Mini en el que creo haber hecho los kilómetros más bonitos de mi vida pasada y posiblemente también futura. Mientras rodábamos por la carretera que va de Cortina D´Ampezzo al refugio de las Tres Cimas de Lavaredo agradecí una y mil veces a mi Dios el haberme permitido contemplar tanta belleza. No podía imaginar que la naturaleza pudiera ofrecer espectáculo tan grandioso. Desde aquél refugio situado a 2.400 metros de altitud he pensado mucho en vosotros, especialmente en papá y Pedro Luis, hubiera dado cualquier cosa por tenerlos a mi lado.

    El Paso de las Tres Cruces, el lago Misurina, Cristallo y Cortina D´Ampezzo , la Marmorada, son nombres todos ellos dolomíticos que de ahora en adelante tendrán un significado grande para mi. Para llegar al refugio de las Tres Cimas de Lavaredo tuvimos que subir por un camino flanqueado por paredes de tres metros de nieve, por el que nuestro Mini pasaba rozando su carrocería. Cuando alcanzamos el refugio, el sol empezaba a declinar y por entre los picos nevados  del Monte Paterno  los rayos de un  sol entre nubes, le daban al macizo un aspecto casi fantasmagórico. Nos sorprendió la tremenda soledad de aquellos parajes. Ni un ser humano, ni un animal, nada, solo roca, nieve, hielo y agua del deshielo primaveral transcurriendo lentamente camino de los valles de Auronzo di Calore.

    Pasamos la noche en un hotel de interiores tiroleses situado a orillas del lago Misurina completamente helado y en el que las luces de nuestros faros rebotaban como si de un espejo se tratara. Me llamó la atención la especie de colchón de plumas que en lugar de sábanas y mantas te colocan en la cama. Es muy confortable y abrigado, pero no entiendo como pueden lavarlo.

    Por la mañana cuando me asomé a la ventana, pude contemplar asombrado la cadena montañosa de los Dolomitas con su cumbres iluminadas por los primeros rayos de sol  y a sus picos teñidos de una tonalidad rosada que incrementaban  su grandiosidad.

    En Cortina D´Ampezzo estuvimos bailando en un albergue de montaña. Había un buen ambiente de deportistas. Nos sentimos un poco como extraterrestres entre toda aquella gente vestida con prendas de colores y gorros de esquiar y la verdad sea dicha, no nos comimos una rosca. Todo esto ha sido como el “Adios a la vida”. Dentro de tres o cuatro días dejaremos Trieste con nuestro barco cargado de valiosas mercancías –entre ellas cincuenta coches Mercedes- para el puerto de Jeddah en Arabia Saudita al que esperamos llegar después de cuarenta y dos días de navegación, por la ruta del Cabo de Buena Esperanza, ya que el Canal de Suez sigue cerrado al tráfico por la cantidad de barcos que fueron hundidos para obstruirlo en la guerra contra Israel.

Pablo
 

                                                                               Trieste, 29 de Abril de 1968

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